Diario de una despedida. Parte I

Diario de una despedida. Parte I
17/02/2015 People
gymkana de diversión

Parte I. Día D de Julia.

No habían tocado las campanas de la iglesia cuando ya estábamos llamando a la puerta de la casa de Julia.Una casita baja en una calle donde solo con entrar ya sabes que se trata de un barrio muy familiar.ella supongo que algo se esperaba, alguna que otra noticia de algún pajarito le había llegado sobre que aquel día era «su día», pero lo que estamos seguras realmente es que no se esperaba que la fuésemos a dar «la tabarra» a tales horas tan tempranas. Su madre acabó siendo compinche nuestra. os abrió la puerta y la sorprendimos en la misma cama. Sin duda un despertar diferente con todas sus amigas alrededor de su habitación. No le dio tiempo ni a desayunar cuando ya tenía puesto sobre sí misma el disfraz de presidiario que le habíamos preparado.Por un día sería nuestra prisionera y haríamos de ella lo que quisiéramos y debiera atajar nuestras órdenes.Les esperaba mucha, pero que mucha tela marinera.Pero no somos tan malas y le dejamos que repusiera fuerza y desayunó unos riquísimos churros que tanto le gustan y que como no, nosotras habíamos preparado para ese día, al fin y alc bao todo tiene que estar a su gusto en un día tan especial para ella.

Por la mañana teníamos organizado llevarnos a la homenajeada a un complejo para despedidas, dedicado casi en exclusiva a recibir grupos de despedidas de solteros y solteras en Madrid, para hacerla disfrutar como una enana montada sobre hinchables y hacerla meterse en el papel de guerrillera por un día jugando a campo abierto al paintball. Todas las actividades por supuesto eran sorpresa para ella, pero nos basamos en sus gustos para contratar juegos que a ella por supuesto le pudieran gustar.

Las actividades multiaventura le encantaron. Bueno a ella, y a todas.La subimos a un toro mecánico, y vimos su primer «revolcón» con el toro. Todas acabamos en el suelo mas antes que tarde. Hicimos un circuito de actividades llegando algunas incluso a ser otra vez niñas, saltando sobre hinchables y tirar con arco, aunque alguna ya no apuntaba bien por culpa de alguna que otra cervecita. Después de éstas actividades nos vistieron de guerreras y nos pusieron un arma en las manos,¡menudo peligro!. La novia no sabía donde estaba casi todavía.No había visto ni de lejos un arma de paintball y según nos contó después que la sensación al tenerla en sus manos le gustó, ¡algunas desde entonces no dormimos muy tranquilas!.

Nos debatimos en duelo las unas con las otras disparándonos bolas de pintura en unos espacios acotados para el juego del paintball. Sin duda una experiencia muy especial y divertida.A alguna las bolas se le quedaron cortas por que una vez que le cogieron el «tranquillo» dispararon a todo lo que se movía.

En definitiva, que la novia se lo paso genial, que era lo que realmente importaba, y eso fue lo que mas nos gusto a todas las demás.Soltó mucha adrenalina y descubrió experiencias nuevas. Con todo esto y como no podía ser de otra manera y ya era la hora de comer, comimos en el mismo complejo un rico curtido de carne de barbacoa para todas.Decir que durante la comida, la cual compartimos con mas despedidas, nuestra Julia se llevó todas las atenciones por parte de los «chicos» y «personal del complejo». No podía ser de otra manera después de ser la «prisionera del complejo» y tener que cumplir todas las órdenes por un día.

Y todavía quedaba toda la tarde…y la noche….

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